La isla neoyorquina en la que está ubicada la icónica Estatua de la Libertad volvió a abrir sus puertas con la entrada en vigor de la fase 4 de reapertura de la Gran Manzana, pero fueron poco más de 20 personas las que acudieron a visitarla en las primeras horas, porque en Nueva York, una de las capitales del turismo a nivel mundial, apenas se ven ya viajeros.
“En realidad no hay nadie aquí. Cuando vine en el ferry eramos los únicos”, cuenta a Efe Carlos Macías, residente del vecino estado de Nueva Jersey, que decidió llevar a su esposa y a su hija a ver el símbolo por excelencia de Nueva York.
La Isla de la Libertad es una de las atracciones turísticas que ha vuelto a abrir sus puertas después de que Nueva York se convirtiera el pasado mes de marzo en el epicentro mundial de la pandemia del coronavirus, y tampoco lo ha hecho por completo.
De momento, se puede acceder a la isla para observar de cerca la grandiosa escultura, pero el museo que está a pocos metros permanece cerrado, al igual que el interior de la propia estatua, incluido el pedestal y la corona de “Lady Liberty”.
Así lo decidieron los responsables del monumento cuando las autoridades de Nueva York anunciaron el pasado viernes modificaciones a la fase 4 de apertura de la región, entre las que estaba que no se iba a permitir abrir los espacios interiores de ningún museo.