La Ciudad Colonial de Santo Domingo cuenta con un nuevo museo, que presenta novedades históricas inéditas, que a la vez refuerzan la oferta cultural para los visitantes de esa emblemática zona de la República Dominicana.
Se trata del “Museo de las Atarazanas Reales (MAR)”, el cual expone interesantes hallazgos de bienes procedentes del fondo marino dominicano, por lo que le agrega calidad a la oferta turística-museográfica de esta nación caribeña.
Este especio fue inaugurado en un acto encabezado por el presidente de la República, Danilo Medina Sánchez, acompañado del ministro de Cultura, arquitecto Eduardo Selman y del ministro de Turismo, Francisco Javier García, quienes hablaron en el acto.
Según refiere la nota de prensa, el MAR es un museo moderno en el que se expone una colección única en el mundo procedente de naufragios históricos ocurridos en las aguas del litoral dominicano entre los Siglos XV y XIX.
Es uno de los proyectos realizados por el Gobierno durante la primera operación del “Programa Fomento al Turismo Ciud
ad Colonial de Santo Domingo”, con el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y forma parte de la política cultural del Gobierno del presidente Medina, orientada a poner en valor la riqueza cultural e histórica de la República Dominicana.
Además, promueve la diversificación de la oferta turística dominicana y su creación está alineada con la “Estrategia Nacional de Desarrollo 2030” para el fomento de actividades complementarias que incorporan el acervo cultural, histórico y medioambiental a la oferta turística; así como también hacia la sostenibilidad de Ciudad Colonial como destino turístico cultural – urbano.
Patrimonio cultural subacuático
Su magia no solo está impregnada en su colección, sino que inicia desde su ubicación, localizado en las antiguas Atarazanas Reales, un edificio de gran valor patrimonial con vocación marítima y comercial que data del siglo XVI. En la época colonial este edificio fue concebido como astillero y utilizado como el primer almacén de puerto de la Corona Española en la región del Caribe.
En su interior, alberga una selecta exhibición de 1,200 bienes del Patrimonio Cultural Subacuático de República Dominicana que relatan la historia del extraordinario encuentro entre dos mundos, utilizando como hilo conductor los naufragios, como es el caso del primero de estos, la Nao Santa María en la que viajase Cristóbal Colón a finales del siglo XV, hasta navíos de guerra de 74 cañones hundidos en las costas dominicanas durante los conflictos militares del siglo XIX.
República Dominicana reúne a la fecha una colección nacional de más de 50,000 bienes, resultado de los trabajos sistemáticos de rescate de naufragios que viene realizando el país desde la década del 70, a través de la Oficina Nacional de Patrimonio Cultural Subacuático, y que hoy se concretan en la puesta en valor del Patrimonio que hoy se encuentra en esta exhibición.
Alojado en el antiguo edificio de Las Atarazanas Reales – enclave en las Américas de la casa de contratación, astillero, almacén naval y control del tránsito de mercancías – este museo cuenta las grandezas y las tragedias de la navegación en la región del Caribe.
Para su realización, este museo contó con el apoyo del Programa de Fomento al Turismo Ciudad Colonial de Santo Domingo, el Ministerio de Turismo, el Ministerio de Cultura y el BID.
“Esta alianza ha dado como resultado un espacio museográfico único, basado en la riqueza subacuática dominicana y el empleo de las nuevas tecnologías expositivas, que contribuye a la difusión de nuestra cultura”, dice el comunicado recibido.
Significado histórico del MAR
El MAR representa la valoración del destacado papel del territorio y la cultura dominicanos en el desarrollo de la historia de la humanidad. Constituye un escenario del encuentro entre dos mundos y de la consolidación de la expansión global de la navegación oceánica.
Los visitantes tendrán la oportunidad de sumergirse en los testimonios de los objetos que pertenecieron a infortunados viajeros españoles, franceses, ingleses y holandeses que a lo largo de 5 siglos ofrendaron naves y vidas a la aventura de la conquista de las tierras fantásticas que se inscribían desde el primer viaje de Colón, en los mapas que registraban la nueva configuración del mundo.